Los docentes en cambio de funciones, miembros auxiliares de biblioteca, hemos detectado en nuestros alumnos, a través de una evaluación diagnóstica, falencias en el dominio de la comprensión y producción de textos. Dichas flaquezas se pretenden revertir empleando las horas libres con actividades que fortalezcan el dominio de los distintos tipos de lenguaje utilizando como tema central “los valores”.
Por lo expuesto vimos la necesidad de reforzar:
• Las estrategias de acceso a la lectura de textos literarios y no literarios,
• Las prácticas lectoras en espacios formales y no formales,
• Las prácticas vivenciales de diferentes textos,
• Los valores en el ámbito escolar.
También hemos tenido en cuenta que en nuestras instituciones tienen como pilar fundamental la “Educación en valores”, por lo que consideramos poner en marcha un proyecto que enlazara (o relacionara) la lectura, la comprensión, la producción y los valores, respetando la edad de los alumnos y el nivel al que asisten.
Nuestro proyecto como su título lo anticipa, está centrado en incentivar en los chicos
la asistencia asidua a la biblioteca, el uso responsable del material disponible en la misma, la búsqueda de contenidos específicos (como en este caso bibliografía en el que aparezca desarrollado la educación en valores), la reflexión sobre la importancia de los valores, y la práctica de ellos en todo momento de sus vidas.
Educamos para la convivencia cuando generamos acciones con el fin de que los alumnos aprendan a vivir juntos y a resolver problemas de la vida cotidiana.
Incluir estos temas en la escuela es responder al mandato social de formar ciudadanos en un espíritu de apertura ligado al concepto de dignidad humana y al respeto por las personas con sus diferentes creencias, religiones, historias, ideologías, géneros y razas.
Desde esta perspectiva, la solidaridad, la tolerancia y la no discriminación son los puntos de partida para la construcción de una cultura de la convivencia. El ejercicio de estos valores consolida la vida en democracia y permite avanzar hacia formas sociales más justas y de tolerancia hacia la diversidad.
A la educación le cabe la tarea de promover el aprendizaje de actitudes de convivencia para que cada individuo logre insertarse en esta sociedad cada vez más compleja, cambiante y con un pluralismo cultural creciente.
El grupo escolar es un lugar de pertenencia fundamental para los alumnos en el que se atraviesan momentos que suelen ser el reflejo del contexto social. Por tal motivo, la situaciones de la vida grupal son ideales para comenzar la tarea de reflexión y cambio actitudinal. Es importante para ello que los alumnos logren revisar aquellas actitudes personales que favorecen o entorpecen la relación con sus semejantes y la resolución constructiva de los conflictos.
Si nos proponemos educar en la convivencia es necesario, además, promover el análisis de modelos y valores que la lectura nos ofrece para descubrir en ellos aspectos positivos e imitarlos, o bien para identificar aspectos negativos y criticarlos.